Ruido negro. Así llamamos a los infrasonidos que emiten las máquinas o vehículos cuando están en funcionamiento.

La particularidad del ruido negro es que su origen no se encuentra, normalmente, en la naturaleza: se trata de un tipo de sonido 100% artificial.

Lo que nos hace falta saber es que nuestros órganos internos absorben su vibración o energía. Y aunque los efectos de esta absorción siguen siendo, en gran parte, desconocidos para la ciencia, algunos estudios empiezan a arrojar algo de luz sobre esta cuestión.

Pero antes entrar en materia, puede que surja la pregunta siguiente:

¿Qué son los infrasonidos exactamente?

En función de su frecuencia, las ondas acústicas se clasifican en infrasonidos, sonido audible y ultrasonidos.

Esta frecuencia se mide en hercios y se define como el número de ciclos o cambios de presión que se producen cada segundo de tiempo.

Como puedes ver en la imagen a, más cambios de presión por segundo, más agudo el sonido.

Por lo que hace a los infrasonidos, se trata de ondas acústicas cuya frecuencia es menor a 20 hercios, lo que las hace imperceptibles para el oído humano.

Aunque se sitúen por debajo del umbral de audición, estas ondas infrasónicas producen contracciones y dilataciones en la materia, lo que incluye las partículas de nuestro cuerpo.

Aun así, algunas personas detectan estas ondas de forma leve y lo describen como un tipo de sonido áspero, una sensación de estallido, una sensación de presión en los tímpanos y otro tipo de sensaciones fisiológicas y psicológicas que se describen como desagradables.

¿Cuál es el origen del ruido negro? ¿Qué lo produce?

La información de que el ruido negro se produce exclusivamente de manera artificial es inexacta: en realidad, nuestro propio cuerpo genera una pequeña cantidad de ruido negro durante la respiración, palpitación o al toser.

Lo que no se encuentra en la naturaleza es la exposición que pueden provocar ciertos aparatos, maquinaria y vehículos que nos rodean.

Los mismos aparatos electrodomésticos que encontramos en la mayoría de casas emiten ruido negro mientras están en funcionamiento. También lo hacen los equipos de ventilación y refrigeración de grandes superficies y establecimientos comerciales, las máquinas de algunos entornos laborales y las turbinas eólicas.

Referente a esto último, algunos estudios señalan que existe suficiente evidencia para afirmar que el ruido negro de las turbinas eólicas puede afectar negativamente a la salud física y mental de las personas que viven cerca de estas. Pero, ¿de qué efectos negativos estamos hablando exactamente?

Ruido negro de las turbinas eólicas

¿Qué efectos puede tener el ruido negro en las personas?

La frecuencia de las ondas infrasónicas coincide con ciertas frecuencias de resonancia biológica de los órganos internos de los seres humanos, como los pulmones, el corazón, el diafragma y, sobre todo, del sistema nervioso central.

Entre sus efectos, está el hecho de que estas ondas pueden provocar que las células de nuestros órganos oscilen, llegando incluso a provocar un aumento de temperatura en nuestro organismo.

❌ Mito: “lo que no puedes oír, no puede hacerte daño”

Seguimos con la idea errónea de que aquello que no podemos oír no puede hacernos daño. Y es que al ser humano le cuesta creer en aquello que no ve, oye o puede tocar.

De hecho, muchos especialistas en acústica siguen teniendo la tendencia de perpetuar la idea de que, usados correctamente, los protectores auditivos son suficientes. Pero esto solo es cierto si estos protectores están debidamente preparados para el tipo de sonido que menos nos preocupa y que más impacto tiene: el ruido negro.

De hecho, y aunque no lo hagamos consciente, nuestro organismo sentirá que debe alejarse del lugar en el que estamos recibiendo esta energía no deseada. Lo que significa que nunca llegaremos a sentirnos relajados y a gusto en un ambiente con presencia de ruido negro.

Últimamente, se han encontrado evidencias de que los infrasonidos de alta intensidad podrían deteriorar los axones de las neuronas. Otros artículos científicos les atribuyen también pérdida de concentración y perturbaciones en el sueño.

Ruido negro en el ambiente de trabajo

Otros estudios no descartan que puedan existir síntomas menos frecuentes como pérdida de la audición, vértigo o problemas de equilibrio. De hecho, conductores de vehículos agrícolas acusan disminución del estado de alerta y de la agudeza visual.

Ruido negro vehiculos agrícolas

Por su parte, los conductores de camiones hablan de fatiga, vértigo y dolor de cabeza, algo que no cuesta de entender, puesto que muchos/as hemos experimentado la irritación, cansancio, confusión y ligera pérdida de la audición derivada de un largo viaje en coche. Claro que, en este caso, se trata de síntomas transitorios que desaparecen tras el descanso.

Los trabajadores que están en contacto con máquinas industriales afirman acabar percibiendo un zumbido constante, presión en los oídos, una sensación de percibir un motor lejano y problemas para leer, dormir, estrés, agresividad y fatiga.

¿Qué hacer para protegernos del ruido negro?

Como habrás intuido, el nivel de peligrosidad depende del nivel de exposición e intensidad. Si bien la presencia de algunos electrodomésticos no debería alertarnos, si resulta conveniente tomar las medidas necesarias en el caso de vivir o trabajar en un ambiente con elevado nivel de ruido negro.

La verdad es que, muchas veces, los ruidos están tan integrados en nuestra vida cotidiana, y especialmente en el ámbito natural, que los consideramos normales e inevitables. Aunque, como ya vimos en este artículo, el ruido es una de las mayores fuentes de estrés laboral y una de las principales causas de que el rendimiento baje.

No solo eso, sino que, en Europa, se considera que el coste social del ruido oscila entre los 30.000 y los 40.000 millones de € anuales. Además, 10.000 europeos mueren cada año por causas relacionadas con la contaminación acústica.

Cuando el ruido proviene del interior

Las soluciones para protegernos del ruido dependerán, en todo caso, de la ubicación de la fuente.

Una de las situaciones más peligrosas en este sentido son aquellos ambientes de trabajo en los que entra en juego maquinaria pesada en constante funcionamiento.

Para paliar parte de la contaminación acústica, resulta recomendable acudir a soluciones que aumenten la absorción acústica. De esta manera, el ruido generado en un entorno cerrado sería parcialmente absorbido por los materiales acústicos presentes, como la lana de vidrio o la lana de roca.

Cuando el ruido proviene del exterior

En aquellos casos en los que el ruido negro procede del exterior, como viviendas situadas cerca de turbinas eólicas o en zonas de mucho tráfico, la solución pasa por aislar el espacio del ruido exterior.

La lana de roca y la lana de vidrio siguen siendo soluciones igualmente válidas, aunque también puede recurrirse a aislantes estructurales usados en construcción, como ventanas insonorizadas, paredes, puertas acústicas y otros elementos que desacoplan la estructura y reducen las vibraciones.

Protege la salud de tu equipo y su rendimiento en el trabajo

Si bien es cierto que existe legislación que limita los niveles máximos permisibles de exposición para el ruido laboral, todavía nos queda mucho camino por recorrer. Uno de los motivos es el ya mencionado: tendemos a centrarnos en los niveles de ruido audible y a descuidar los efectos de los infrasonidos.

Reconocer para prevenir, prevenir para mejorar

Desde Woodslines, animamos a aquellas empresas productivas que hagan uso de maquinaria pesada de cuidar sus ambientes de trabajo y proteger a sus trabajadores.

Existen multitud de soluciones en el mercado, como los paneles Woodslines con lana de roca integrada, que combinan a la perfección el confort acústico con un resultado estético.